El futuro de Cuba

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Ángel Tablada

El futuro de Cuba depende de la posibilidad real de disentir, escoger y de que se produzca un liderazgo natural. 

La continuidad, el inmovilismo, la doble moral, el sermoneo quasi religioso, la parcialidad, el mínimo empoderamiento de trabajadores, la falta de debate intelectual honesto, la imposición, las trabas burocráticas, la represión, la intimidación, la simplificación y tergiversación de la realidad que tenemos hoy y hemos tenido durante décadas en Cuba son antimarxistas y conservadores. 

Marx, que nació un día como hoy hace 205 años, estaría horrorizado que se diga que la ideología que lleva su nombre es la actual rectora de la política de este país. 

Es tan poco revolucionaria esta situación como lo que se critica del poder capitalista trasnacional que convierte a los consumidores 'satisfechos' en puros peones, pero en nuestro caso puede ser hasta peor. Es 'drogar' a un país entero y a varias generaciones, es 'matarlo en vida' al tener que asumir que la realidad que tenemos es solo el resultado de fuerzas externas malignas y que cualquier iniciativa individual o colectiva que se separe un ápice de lo establecido sea considerado oposición y hasta traición.

La mayor evidencia de ello es la propia juventud, esa que se dice debe ser rebelde, trasgresora, innovadora e inconforme. Pues una buena parte de la juventud de hoy ya ha emigrado y contribuye al desarrollo de otros países, otra calla y simula hasta poder emigrar, otra se consume con su falta de esperanzas, otra se vuelve amoral, otra privilegiada y 'adecuada' sí puede salir con pañuelos rojos a expresarse en las calles y el que pudiera ser el verdadero rebelde y revolucionario que se atreve a pedir Socialismo Sí, represión No, lo apresan, lo desestabilizan o lo obligan a emigrar. 

El futuro de Cuba está en peligro, no tanto por la situación económica y las amenazas y agresiones constantes de las administraciones de EEUU que sí hacen mucho daño, sino por la imposibilidad de que fuerzas progresistas y personas honestas y brillantes logren sobresalir, sobrevivir y liderar procesos. En la Cuba de hoy es casi imposible un Mella, un Guiteras, un Frank País o una Celia, mucho menos un Maceo, un Martí o un Fidel Castro, que si fueran jóvenes hoy, serían considerados peligro nacional. Ninguno toleraría los ataques a la inteligencia que reciben los cubanos a diario (tanto por el liderazgo cubano-floridiano como el de aquí), ninguno iría como obreros o estudiantes pasivos a las marchas programadas simulando alegría y apoyo incondicional a un proceso con grandes desviaciones de sus principios germinales. No los asesinarían como asesinaron a líderes naturales en dictaduras pasadas, pero este sistema los inhibiría, los censuraría y hasta los convertiría en personas indeseables o apresables, mucho antes de poder demostrar sus dotes de liderazgo. Es cierto que en Cuba hay muchos Camilos, pero están invisibles o los han domado.

La ideología y praxis antimarxista del PCC y las ramificaciones que cubren todo el tejido institucional y social en Cuba, con su sistema antidemocrático de autoselección, autocomplasencia y de dibujar una pseudorealidad limita muchas posibilidades de liderazgo natural y va colocando con su política de cuadros, en más ocasiones que las deseadas, a los aduladores, a los continuistas, a los poco problemáticos, a los correctos, a los que no pueden tomar una decisión por sí mismos, y en algunos casos, pienso que menores, a los de doble moral, a los hipócritas y oportunistas. 

Así no se construye un país, así no se logrará que se quite el bloqueo, no se logrará contrarrestarlo, no se logrará encontrar soluciones a los problemas sistémicos que tiene Cuba, y mucho menos que este archipiélago lleno de riquezas y potencial cultural, social y económico pueda tener un futuro democrático, soberano, próspero y sostenible.